Le dijo a Einstein, con una franqueza encantadora:
«tú y yo podríamos tener un hijo: saldría con mi belleza y tu inteligencia».
A lo que el padre de la relatividad y de la bomba atómica respondió: «a lo mejor sale con mi belleza y con tu inteligencia».
Aún no se sabía, las pruebas se hicieron más tarde, que el coeficiente intelectual de Marilyn Monroe era de 165, cinco puntos por encima del “mayor genio de todos los tiempos”. Marilyn Monroe (Norma Jeane Baker, 1926-1962) era una gran lectora. Tenía en su casa una biblioteca con cerca de mil libros. Se pasaba muchas horas leyendo obras de literatura, poesía, teatro, filosofía, ya que su espíritu, además de muchísimas ganas de vivir, tenía insaciable curiosidad y hambre de conocimiento.
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