El desembarco de Playa Caracoles, en su 49 aniversario

 Desembarco de Playa Caracoles, en su 49 aniversario.

El 2 de febrero del 1973, la República Dominicana vivía una situación desesperante fruto del terror político de los 12 años de Joaquín Balaguer, terror alimentado por los aires de la guerra fría y las acciones genocidas de la post guerra para exterminar a los jóvenes que soñaban con otro abril para liberarse de los remanentes de la dictadura de Trujillo.

El 2 de febrero del 1973, el héroe de la guerra de Abril del 1965, coronel Francisco Alberto Caamaño desembarcó en playa Caracoles de Azua, en la zona Sur del país para impulsar una guerra de Guerrilla en la cordillera Central que lograra las metas truncadas por la segunda intervención militar norteamericana .
El desembarco de Playa Caracoles comandado por Francisco Alberto Caamaño junto a Heberto Giordano Lalane José, Mario Nelson Galán Durán, Juan Ramón Payero Ulloa, Ramón Euclídes Holguín Marte, Alfredo Pérez Vargas, Toribio Peña Jáquez, Claudio Caamaño Grullón y Hamlet Hermann Pérez.

Del grupo sobrevivieron a la lucha guerrillera, Toribio Peña Jáquez, quien se extravió en el desembarco y viajó a Santo Domingo, trató de gestionar apoyo político y militar al movimiento, así como Claudio Caamaño Grullón y Hamlet Hermann Pérez.
El sacrificio

A esta altura de la historia es difícil entender el sacrificio del Héroe de Abril, sobretodo, cuando la teoría del Foquismo alimentada por el legendario Che Guevara ya no es la opción más viable para impulsar procesos de cambios en América Latina.

Aquellos eran los tiempos de las leyendas, donde la experiencia de la Revolución Cubana inspiraba sueños de victoria por todo el mundo y el movimiento revolucionario exaltaba la necesidad de abrir cuantos frentes fueran posibles para dispersar las fuerzas del imperialismo que se combatía en Asia, África y América Latina.
En ese momento, cientos de jóvenes eran asesinados en las calles de República Dominicana, apresados, perseguidos, golpeados y torturados por el simple hecho de disentir políticamente de la forma en que se gobernaba al país.

Caamaño padecía en carne propia el sufrimiento de los jóvenes que empuñaron las armas con el en la Guerra de Abril y luchaban por un cambio político. Caamaño lo arriesgaba todo por liberar a su Patria del gobierno dictatorial que encabezaba Joaquín Balaguer y apoyado por los gobiernos norteamericanos.
“Nuestro empeño estuvo marcado por el interés de liberar al país de la dictadura que mantenía Balaguer, impuesta a fuego y sangre sobre la juventud, las mujeres, los trabajadores y los campesinos, para liquidar los privilegios de los monopolios norteamericanos que se dedicaron a saquear nuestras riquezas y mermar la soberanía nacional’, dijo en una entrevista reciente Caamaño Grullón, uno de los sobrevivientes.

Claudio recuerda Caamaño Deñó fue el patriota más consagrado y el hombre más honesto y sacrificado por su pueblo durante el siglo veinte. El estuvo con Caamaño en su época de militar, de combatiente en la Guerra de Abril, en el exilio, sus entrenamientos y en la guerrilla hasta la muerte. Sabes bien de sus sacrificios.
Este el sacrificio que los jóvenes dominicanos deben valorar en esta tiempo de tantas angustias, dispersión y confusión. Con Caamaño el pueblo perdió a unos de esos hombres, de esos líderes que por su capacidad de entrega, de sacrificio y sagacidad no son tan frecuentes en los pueblos.
Un hombre de esas cualidades al servicio del bienestar del país que no soñaba con hacer fortunas para asaltar y mantener el poder, que no admitía la corrupción que desde esos tiempos asolaba a República dominicana ni se permitiría pensar en sumarse al carrusel de los 400 nuevos millonarios del régimen de los 12 años.
Un hombre que por estatura histórica está ubicado junto a Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Gregorio Luperón, Enrique Jiménez Moya, Manolo Tavárez Justo y otros que nunca han tenido reparo frente al peligro, ni siquiera de la muerte a la hora de colocarse del lado de los intereses de la patria.

La caída de Caamaño dejó un vacío que arrastramos a nuestros días. 
Ya lo decía orlando Martínez en uno de sus escritos para analizar el hecho histórico de aquellos días. Herido y fusilado en las montañas de San José de Ocoa por el alto mando militar el 16 de febrero de 1973 Caamaño trasciende más allá de la cobardía de quienes creyeron matarlo.

Junto a Caamaño también fue asesinado Lalane José, capturado herido. Sólo Alfredo Pérez Vargas cayó en combate ese día contra las fuerzas criminales del terror de los 12 años de Balaguer.
Posteriormente otro combatiente, Holguín Marte muere de hambre y frío, a orillas del arroyo Los Limoncillos, donde había sido dejado momentáneamente por el grupo guerrillero sobreviviente.

Otros dos, Galán Durán y Payero Ulloa fueron heridos en una emboscada en Los Mogotes y posteriormente asesinados por el mismo alto mando militar que sediento de sangre y torturas.

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